Familia Andrade Diaz
Hay días medio raros que no te sientes al cien o al menos no con la motivación que esperabas para todo ese día, realmente no tienes ninguna razón para sentirte así pero pasa, hay días. Ayer fue uno de esos, donde ni ganas de hacer ni deshacer pero simplemente "estar", me fui a comer con mi mamá, dejando celulares a un lado (que a cómo interrumpen), pasamos hora y media platicando con ella y mi hermano... WOW. La dosis de <casa> que necesitaba. Mi mamá me apapachó un ratito y me sentí muchísimo mejor. Le decía que desde que entré a su casa, como que en el fondo quería escuchar voces aquí y allá, como un eco que sólo esperaba que yo llegara para meterme en su plática y saludar a todos, pero no había nadie jajaja. Y como supuse, ESO es lo que ayer me faltaba. Mi familia cada vez es más pequeña en SLP, uno en MTY, otro en GDL. Rara vez nos juntamos, pero ¡ah! cómo los extraño. Las voces, la multitud y disfrutar de una buena tarde con ellos en familia.
Conocer a May en 2009 fue como magia, tu la ves y observas a alguien que con su mirada te transmite paz y tranquilidad. En ese tiempo fue la primera comunión de Diego y aún no sabían que pronto llegaría Valeria. May, es sinónimo de verla y darte un "aplácate" ahí mismo, es bajar la velocidad y disfrutar. Pudimos vernos de nuevo, esta vez en el Museo del Ferrocarril y esa magia contagiosa, de nuevo sucedió...
Puedo pensar en la sesión de ellos de nuevo e imaginarme que inicia una canción linda y empezar a dar clics. Gracias May. Gracias Omar y gracias Diego y Valeria.