Mi Primer Recuerdo
Encontré en iBooks una compilación de todos los libros de Virginia Woolf, había empezado a leerla en 2012, antes de nacer Massimo encontré en internet uno en particular en PDF escaneado del original. El titulo me llamó la atención y empecé a descifrar la letra de Virginia de a poco. Era una letra de las de antes diría yo, como la de mi mamá, a veces tan difícil de leer.
“Moments of Being” es el titulo, al principio no entendía mucho de que hablaba, pues hablaba de personas del pasado, de su mamá y su papá, de cómo ella se dio cuenta mucho después que Nessa no era su mamá sino su hermana mayor… Casual ¿no? Me empezó a envolver su discurso que cuando llegó a lo siguiente me paralizó por mucho tiempo.
My first memories, dice, y empieza a narrar sus primeros recuerdos. Apunté en una libreta todos de los que me podía acordar y parecía que iba indagando poco a poco a mis recuerdos de mayor a menor edad. ¿Que hay de mis primeros recuerdos? ¿De qué me puedo acordar? Sentí mucha tristeza no poder recordar muchos, solo eran uno, dos, tres, y ya. ¿Porqué? ¿Porqué no tenemos la capacidad de recordar todo?
Cuando nació Massimo, mi afán de no olvidar nada, ahora, de “adulta”, documenté todos los días de su vida, cosa que me da mucho orgullo poder tener, recuerdo más de esa manera, no quiero que se me olvide y recuerdo reflexionar en todo su primer año con Piero que nuestros recuerdos son un cúmulo de todos. No recuerdo la primera vez que caminé, sin embargo camino ahora. En ese tema pues.
Llegó un día, que un olor me detuvo EN SECO. Era impresionante TODO lo que me emana ese olor, todo lo que siento, es impresionante. Gracias a Massimo pude encontrar algo que no era un recuerdo, era simplemente un olor que me hacia sentir, me emocionaba, me lo quería respirar de nuevo con todas las ganas. No era su olor, no era el olor de bebé que tanto nos gusta, leía en otro libro que ellos huelen así para que te provoquen cuidarlos, eso es lo que respiras de ellos, algo que no te deja separarte de ellos y es algo que digo, ok, es su mejor defensa hacia el “peligro” que pudieran tener en el mundo. ¡Qué bonito!
Este olor, me daba seguridad, me daba amor, de verdad que me lo quería poner en toda la piel, comer, respirarlo por siempre. Otro día de esos, estaba con mi mamá y le conté de lo que experimenté y seguía experimentando porque no me podía separar de ese olor, cuando me dice a ver enséñame. A través de Massimo, empecé a recordar mis primeros momentos de SER.
Claro, yo me ponía en el cuerpo cuando estaba embarazada, la crema de almendras dulces de Jaffra.