Cuencos

Estoy en mi cama, después de un día muy cansado, ya típico de la escuela en casa por la pandemia y recordando el libro de Glennon Doyle, Untamed. Tengo que recordar escuchar mi voz y solo mi voz. He decidido dejar, abandonar, cambiar, evolucionar… y todo eso conlleva a saber qué decisiones son desde mi lado (que vaya que lo tengo muy marcado) de mi ego y de mi intuición. Lo que me hace de pronto escribir todo lo que no escrito paramos hijos. Todo lo que he querido decirles de mi historia de vida y por falta de atención no lo he hecho, así que me dispuse a hacer una lista medio en trance de lo que no he escrito y aquí esta. Este es el primer hecho que no le he contado a mi hija.

Carissa, antes de que llegaras, antes de que siquiera supiera que estaba embarazada o lo estuviera, mi amiga Yaya me invitó a una sesión de cuencos tibetanos. En mi mente podía amar la idea de la música que generan los cuencos asi que sin dudarlo la acompañé. Jamás había ido a una, era ya noche y llegué al estudio de yoga donde quedamos de vernos, caminé todo un pasillo y antes de atravesar una puerta mis antenas empezaron a juzgar, a juzgar quienes estábamos ahí, de donde venían, adentrándome al mundo de mi amiga. Debió ser en noviembre de 2015 porque tu llegaste en septiembre de 2016…

Recuerdo pensar y sentir un poco de miedo, entramos al salón de yoga, grande, rodeado de un patio y después una construcción a medio hacer que veía a través de los ventanales del salón. La persona que iba a tocar los cuencos al parecer era alguien muy importante y yo solo supe que tenia que estar ahi, sin dudar un segundo.

Teníamos varios meses queriéndote mucho, sin llegar a ningún resultado efectivo o noticia certera de que ya estabas en camino. No muchos meses pero sí estábamos impacientes porque Massimo tardó en llegar, pensando que talvez seria una vez más la misma suerte.

Nos indicaron recostarnos y cerrar los ojos, nos advirtieron que muchos experimentaban presencias “pesadas” alrededor, piquetes y que no nos asustáramos porque todo ahí era positivo. Inició la música, yo cerré los ojos sin pensar mucho pero muy nerviosa de sentirme vulnerable. De pronto sonó muy cerca de mi cabeza una vibración que dijo que sucedería pero yo sentí que todo mi cuerpo se movió, de cabeza a pies y luego de pies a cabeza. Sentí que me “sintonicé” con lo que iba a suceder ahí.

Después el guía se sentó a tocar los cuencos, yo me dejé llevar, sí abrí los ojos a observar el lugar, oscuro, sin luz mas que La Luz del exterior que entraba por los ventanales, me llené de pronto de miedos, de esos que no puedes controlar y decidí respirar profundo. Los logré superar pero muy a mi pesar. Logré después de un rato fluir con la música y no sé en qué momento sentí que la razón por la que estaba ahí era para darme cuenta que mi energía no estaba fluyendo de arriba hacia abajo, de cabeza a mi útero, sino que con la copa menstrual estaba tapando sin dejar fluir toda esa energía de creación y de vida que estaba deseando tanto.

Días después de la experiencia supe que debía dejar de usar la copa mestrual, pues literalmente estaba poniendo freno a que mi ciclo siguiera su curso. Y en verdad yo sabía que estaba obstruyendo algo porque no lograba acomodarla, ni me sentía agusto, nada como ahora. Me daba algo ponérmela y sobre todo entendí que si ni en mi cabeza ni en mi cuerpo fluía ponérmela mucho menos iba a permanecer quieta ahí, no me funcionaba y me sentía incómoda.

Tenía que dejar de usarla para que la energía de la vida siguiera su curso.

Recuerdo que hacía frio, que salí tarde y que solo sentía que sabia lo que tenia que hacer desde ese momento. Por eso no dudo en que la intuición sea en verdad la mejor de las herramientas. Creo, hija, que a pesar de todo el ruido exterior que hay en nuestros días, hoy en día, tenemos que tener ese momento de silencio y soledad para saber qué es lo que realmente queremos nosotras hacer, todo está en nuestro sentir. No solo lo que pensamos que queremos hacer, porque puede ser guiado por muchas fuerzas irreales, sino acallar todo ese espacio cotidiano para escuchar nuestra propia voz.

Arody Sanchez

Buscando plasmar la verdad, me fui transformando de profesionista a esposa y mamá. Mi mundo está lleno de romanticismo al estilo de ‘orgullo y prejuicio’, observar flores, miradas y sentir una gran necesidad de crear.

Conectar contigo y crear imágenes donde puedas descubrir la hermosa belleza de tu vida actual es mi misión en la vida.

Bienvenida a mi espacio.

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